Gijón. Su semana negra. De nuevo y pese a las dificultades económicas que tanto se ceban en este país con lo cultural, ha vuelto por sus fueros, con mas brío, si cabe, que nunca. Es un certamen vivo, apasionante, enriquecedor al que asisto desde hace muchos años como escritor, jurado, finalista o, simplemente, como conferenciante o amante este género literario.
En la edición de 2018, he tenido el honor de presentar en sociedad dos librazos escritos por dos verdaderos fuera de serie: “Tiempo de ratas” de Marc Moreno, y “Dónde siempre es medianoche” de Luis Artigue. Recomiendo su lectura encarecidamente. Disfrutarán. El de Marc, huele a realidad. Está escrito en primerísimo primer plano. El de Artigue es la excusa para dar un puñetazo en la mesa de esta sociedad voluble y mezquina que nos ha tocado vivir. El dardo de la palabra de don Luís.
En esta edición de 2018, además, contamos con la presencia de una de las jueces más profesionales, decentes y admirables de este país: Rosa Freire, conocida por ser la magistrada que ha investigado la destrucción de los discos duros del PP.

Freire, con su habitual sencillez, repasó los vericuetos de la corrupción y el papel, a veces, poco reconocido, de jueces y fiscales. “Este oficio desgasta y en ocasiones es injusto y poco agradecido”, afirmó la juez.
Les invito a Gijón el próximo año. Es un chute en vena de libertad. Como diría Serrat: “Más de lo mismo y mejor, si cabe”. Y les invito a leer. A mi me alimenta el alma.
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